Toda historia tiene un comienzo y la que compartí con Lola y Juan no pudo empezar de mejor manera.

En nuestra primera reunión pudimos hablar de su idea de boda y de lo que les había gustado de mi trabajo. Enseguida surgió esa complicidad necesaria que debe haber entre una pareja y su fotógrafo de boda. 

Ellos tenían claro que querían hacer una sesión de preboda. Para mí, que una pareja quiera hacer la preboda es un punto a favor a la hora de poder conocernos mejor, ya que así podemos crear la afinidad necesaria para que el día de su boda me consideren uno más. Esto hará que no se sientan intimidados por el fotógrafo, algo fundamental para conseguir una fotografía natural y espontánea.

A Lola y a Juan les encanta el campo y la naturaleza, así que la idea de hacer la preboda en Trassierra de Córdoba les entusiasmó. Querían tener una sesión de fotos tranquila, rodeados de naturaleza donde poder ser ellos mismos y disfrutar de la experiencia y, no hay rincón en Córdoba que cumpla mejor esas condiciones que los baños de Popea.

La preboda transcurrió de una manera muy natural y divertida. Lola y Juan pudieron disfrutar de una tranquila tarde rodeados de naturaleza, agua y cánticos de pájaros, que crearon un idílico escenario del que surgieron miradas y caricias de las que solo se pueden dar dos personas que se aman con el corazón.

La sesión de preboda es una bonita experiencia que aconsejo realizar a todos mis novios. Hoy en día es difícil poder dedicar una o dos horas a nuestra pareja de una manera tan íntima. Las prebodas no solo sirven para obtener unas bonitas fotos, también son una gran oportunidad para centrarte exclusivamente en tu pareja y despertar muchos de los sentimientos que han hecho que queráis estar juntos para siempre.

Si os casáis, poned una preboda en vuestra vida y sentiros como el primer día que os conocisteis.

Os dejo con un resumen de lo que fue esa maravillosa tarde en Trassierra de Córdoba.